Interpretatio 2023

GANADORA BECA INTERPRETATIO 2023

Ana Bárbara Anasi Tipantasig
Unidad Educativa Fiscal Santiago de Guayaquil.
CI 1753125424

El Concurso de Relato Interpretatio 2023 es organizado por el Colegio de Ciencias Sociales y Humanidades de la USFQ. Tiene el objetivo de estimular la lectura de importantes autores ecuatorianos e incentivar la escritura de relatos a partir de la interpretación de pequeños textos. Se valorará el orden en la escritura, la originalidad en la vinculación con el texto escogido, la forma de la narración, la elaboración verbal tanto como la expresividad y la fuerza comunicativa de los textos. El trabajo a entregar será inédito y, dentro de los lineamientos señalados, el argumento será libre.

Scholarship category
Competition
Opening Date
Tuesday, 20 September 2022
Closing Date
Friday, 10 February 2023
Additional Documents

Textos de Gabriela Ponce Padilla

NOCHE 4 

Hay algo con la noche. Con la llegada de la noche. Siempre, desde muy pequeña, la sombra del espacio semi oscurecido me producía tristeza. Lloraba. Entonces fue cuando comencé a mentir. Cuando mi mamá o mi abuela o mi hermano me preguntaban por qué lloraba, yo no sabía qué responderles y me inventaba historias. Ahora también miento. Hay algo en mentir que se me da naturalmente. Ayer llegaron mis amigos de la universidad a cenar. Los veo poco. Cada año, en cada cena navideña, no sentamos a la mesa a comer y no nos levantamos hasta las tres de la mañana. Había yerba, por suerte. El Pollo y yo fumamos y luego no paramos de reírnos. Algunos intentaban iniciar conversaciones serias, pero conseguíamos traerlo todo abajo. En algún momento los convencimos de jugar al teléfono dañado. Recuerdo un momento fue particularmente chistoso. Era algo que tenía que ver con Topo Gigio. En un momento dado, en medio del juego y de la bulla, tuve un instante en el que pensé que el Jota ya no volvería nunca más, que no estaría al final de la noche, que todos se irían y yo me quedaría ahí sola en esa misma mesa y sentí vértigo. Un vértigo intenso como de caída y no sé cómo salí de ese pensamiento, pero salí de ahí, creo que tomándome un shot de vodka y retomando el juego. Al final, cuando ya todos querían irse y yo no quería que se vayan, accedí a conversar sobre el Jota y nos envolvimos todos en una conversación seria sobre el amor que terminó cuando yo dije que ese amor al que llamábamos amor no era amor. En ese momento sentí que yo sabía mucho del amor, pero que nadie me entendía. Y luego repetí una frase que fue lo último que me dijo el Jota antes de irse. Algo así como “tenele fe a tu amor”. El Jota es argentino. Yo repetí la frase como si fuera mía. Dije algo así como que lo único que nos queda es tenerle fe a nuestro amor. Hago eso a veces. Tomo palabras de otros y las hago mías. Robo no solo frases ajenas sino también otras cosas. Sólo por el gusto de robar. Pero eso también es harina de otro costal y no es algo que quiero dejar de hacer. En un momento dado el Pollo se fue al baño y luego vino y dijo que se iba porque su novia estaba celosa. Se fueron todos y me acosté con un poco de miedo y luego sonó un mensaje en el teléfono y pensé que podía ser el Jota diciéndome que vendría a dormir a la casa. Pero no. Era el Pollo que me decía que todo bien con su novia y que esperaba que mi corazón esté tranquilo. Eso exactamente decía.

NOCHE 11

Mi hija se fue unos días con su papá. Se fue llorando. Me miró agarrada de la manzana acaramelada que le compré y determinada me dijo que no quería irse. Yo la subí al carro de su papá y luego me subí al mío sin regresar a ver pero imaginando su cara llorando detrás del vidrio. Y me sentí culpable. En la noche soñé que me quemaba con cables eléctricos que mordían mis dientes. Me sangraban las encías y eso era placentero. Me gusta hacer sangrar mis encías. No sé desde cuándo lo hago.

NOCHE 19 

Las noches de los viernes son las peores. Esos son los días que más padezco. Casi siempre logro acompañarme de amigos. Ayer vino el Negro. Cuando el Negro habla de él es muy bello, tiene una vida triste que sus manos, que sus dedos, resisten con tanta elegancia. Son unos dedos largos que esconden el misterio de la simetría. O algo así. El problema es cuando me quiere besar o me dice que seamos amantes o me lanza chistes impertinentes sobre nosotros. En algún momento siempre le tengo que pedir que se vaya

(El día en que el piano se fue, flotar pude)

Mis gatos tocaban cada día el piano. Yo lo abría. Yo retiraba la tapa con placer, un mecanismo articulado que mostraba, así, de repente, todas las teclas. Ellas aparecían y la solidez de esa textura organizaba mi día. Yo nunca me atreví ni a rozarlas. Mis gatos se paseaban por las maderitas blancas con su exactitud fina, produciendo sonidos amables. El piano instala en mí una sensación que tiene la cualidad de la gracia, pero también de una violenta melancolía: en el edificio donde vivía de niña, el piso de arriba era ocupado por una familia solo de mujeres. Nunca comprendí el parentesco entre ellas, pero una, la más alta y 6 bonita, por las tardes tocaba el piano. Era de una belleza que a mí me parecía inalcanzable: el pelo agarrado siempre en un moño apretadísimo y perfecto, la frente ancha y pecosa, el cuerpo largo, ella vestida con chalequitos de lana y faldas hasta la rodilla. Yo, cuando oía de lejos el sonido suave, la imaginaba con el pelo suelto, a la altura de las teclas, acompañando la melodía con su movimiento negro y a veces subía hasta su puerta para oírla mejor y podía quedarme ahí, parada, mientras duraba el concierto y duraba también la imagen de ese pelo libre.

Tejido

Mientras se conecta, me observo en la pantalla. Mis ojos tienen un cansancio que me enternece y me entrego a esa contemplación. Recuerdo que, siendo niña, en el trayecto hacia la escuela, me perdía en el reflejo de mi cara en el vidrio del bus. Esa imagen inauguraba una angustia: existo fuera de mí y ese exterior es el fantasma que encarno, en el que me extravío y que me pregunta, ¿quién soy? Entonces, frente a la multiplicación de mi forma y el asalto de esa primera extrañeza, yo pronunciaba mi nombre como una respuesta provisional, pero certera, algo de qué sostenerme frente a la interpelación del fondo de mis ojos y su exigencia urgente, por entenderse, en medio del recorrido de un paisaje hecho de calles y montañas. Ha sido un día como son los días ahora, los movimientos son pocos, al interior de mi cuarto, frente a la pantalla, dejándome ayudar por las mujeres que han decidido pasar la cuarentena conmigo, en esta casa con espacios amplios. Todas nuestras manos cortando el pan, troceando la fruta, arreglando el jardín, barriendo las cacas de perros y gatos, entreteniendo a los niños. Apenas la veo asomar en la pantalla reconozco su cara de terror y parece que va a llorar y le digo, aguanta. Le digo, ¿qué pasó? Le digo, ¿todo bien? Y ella, que es, al mismo tiempo, una hermana menor y una hermana mayor, me responde, más o menos. Nos une un pacto que se hizo en la infancia, en un contexto demasiado confuso para ambas: juntas, enterramos varios muertos y observamos construirse una casa en la que se escondía gente; juntas, nos quedamos dormidas mientras los adultos a nuestro alrededor bailaban y se emborrachaban y festejaban una victoria política o lamentaban, con la misma euforia, una coyuntura siempre en crisis; juntas, nos pusimos los zapatos de mi mamá que nos quedaban gigantes y arrastramos los tacos por el parqué y nos pintamos los labios para imaginar besos con hombres con cara de Ken y, claro, cometimos una primera traición y nos hicimos también un primer mal. Y arrastramos nuestra amistad por todos los fangos, pero también por tierras soleadas y fértiles y fuimos felices por una complicidad que se hizo hábito y nos cobijó.
 

Inscription
Lo sentimos, las fechas de inscripciones se encuentran cerradas.
Contact image
Contact