Salasaka: Manos unidas
El Pueblo Salasaka es desde tiempos prehistóricos una sociedad de tejedores y comerciantes, su arte textil es considerado como archivo visual de alta complejidad técnica e iconográfica con más de 2 mil años de antigüedad. Sin embargo, los tejedores empiezan a desaparecer debido a la devaluación que experimenta el mercado artesanal a causa de confección industrializada de productos hechos con fibras artificiales y diseños extranjeros. El económico no es el único problema, pero fomenta una crisis de devaluación cultural, discriminación, maltrato familiar y salud pública. Al involucrarnos con la gente de Salasaka desde la antropología con este proyecto de vinculación, nos enfocaremos en el trabajo familiar pero esta vez, empoderando en liderazgo, autoestima, educación sexual y financiera a las mujeres, quienes están en el corazón del hogar y reconocen que el arte está en sus manos y es el legado de sus ancestros. En la casa comunal se organizará talleres sobre la resiliencia del pueblo Salasaka a través del arte textil, la pintura mural con motivos arqueológicos y talleres de liderazgo y educación financiera enfocados en mujeres solteras con y sin hijos, adolescentes y niños de las distintas comunidades que conforman al Pueblo Salasaka.
Fortalecer la red de tejedores y tejedoras a través de la investigación arqueológica en Salasaka.
3. Salud y bienestar
Objetivo 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades
5. Igualdad de género
Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas
8. Trabajo decente y crecimiento económico
Objetivo 8: Promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos
12. Producción y consumo responsables
Objetivo 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
El entorno social de Salasaka es complejo por la desigualdad de géneros, maltrato familiar, pobreza, discriminación racial y graves problemas de salud pública (alcoholismo, falta de acceso a métodos de anticoncepción por el machismo, suicidios en adolescentes, baja autoestima y desvalorización de la cultura salasaka). Lo que se busca solventar es la desigualdad de géneros y el maltrato a las mujeres, adolescentes y niños. Al trabajar en talleres educativos y de discusión para conocer lo que las personas sienten y quieren cambiar, se induce a la autoreflexión y a fortalecer la autoestima personal y cultural. La importancia de este proyecto es que se enfoca en comunidades que realmente necesitan apoyo, que desde el Estado y la sociedad civil están olvidadas porque están fuera de la zona de confort de Quito. Este proyecto es descentralizador, es rural por excelencia, es para apoyar a la población femenina y kichwa de Tungurahua. La carrera de antropología necesita volver a la tierra con un este proyecto de vinculación que es parte de la investigación arqueológica que se lleva a cabo en Salasaka en este año y requiere de seguimiento con la población local y para que el paso de la USFQ por Salasaka no se quede solamente en una publicación fría e internacional.
La Parroquia Salasaka es una de las zonas rurales de Pelileo, la población es de aproximadamente 6000 habitantes distribuidos en 17 comunas. De acuerdo a las estadísticas del INEC (2022) están empadronados en el sector rural 5886 personas en la parroquia de Salasaka. Tanto hombres como mujeres se dedican al hilado, tejido en telar y a mano, creación textil y de zapatos tradicionales de Salasaka, en algunos casos, también se encargan de la distribución por venta directa o indirecta de prendas de lana y acrílico en el mercado local. Muchos hombres son albañiles y ayudantes de obra de construcción en Pelileo, Ambato y Riobamba e inclusive en Quito y Guayaquil. Aunque algunos jóvenes han estudiado en la universidad, incluso en la USFQ, no tienen trabajo en sus ramas pero se insertaron en el sector bancario a escala provincial. Una característica que destaca la desigualdad femenina es que las mujeres hilan desde niñas y durante toda su vida, cuidan y dan de comer a los animales, ayudan en la crianza de los hermanos y en la cocina, y casi no tienen descanso. Al casarse formal o informalmente, toman las riendas del nuevo hogar y se convierten en el eje de la familia, lamentablemente, el alcoholismo masculino y la religión católica adoctrina a las mujeres a ser sumisas y a soportar la violencia doméstica cada semana.
El proyecto atendió a la comunidad indígena kichwa del pueblo Salasaka, en la provincia de Tungurahua. Esta comunidad está formada por diversas comunidades internas que no están muy conectadas entre sí porque están dispersas en un territorio rural. A lo largo del proyecto, contamos con la participación del Gobierno del Pueblo Salasaka, de los presidentes de dos comunidades, de artesanos tejedores y bordadores, en particular de muchas mujeres que acompañaron a sus hijas e hijos a los talleres lúdicos. Este proyecto involucró a cinco personas locales, que se integraron en todas las actividades, participaron en los dos últimos talleres y capacitaron como talleristas a los niños y niñas, que los miraban con un aprecio especial. Pese a que no son muchos individuos, se puede ver que adquirieron conocimientos sobre la cultura local que antes no valoraban, empezaron a destacar sobre otros miembros de la comunidad y recibieron un certificado que les proporciona autoestima y experiencia para seguir adelante de manera independiente con actividades similares.
La mayoría de los participantes en todas las actividades fueron mujeres, adolescentes y niñas, y nuestros talleres fueron espacios seguros en los que se respetó a las participantes y tuvieron la posibilidad de elaborar textiles, modelos de arcilla y dibujos a mano alzada, bailar y tener una experiencia que no se da en la enseñanza escolar. Los talleres estuvieron orientados a valorar la cultura salasaka, las tradiciones textiles y ancestrales en general, y a visibilizar el trabajo femenino en estas obras artesanales. La danza fue una de las prácticas más populares y disfrutadas por las niñas y mujeres, y fue realmente lindo que aportaran con esto de una manera tan espontánea, aunque no estaba planificada como actividad en los talleres. El día de la clausura del proyecto, las niñas de la escuela de baile del GAD de Salasaka prepararon una danza del hilado que resultó sublime.



